viernes, noviembre 06, 2009

LA TELA DE ARAÑA

He tardado bastante tiempo en decidirme a escribir esta história. No sé si lo haré en dos o tres posts para que no se haga demasiado larga. Es importante para mí que la leais y compartirla con vosotros aunque os advierto que es una história dura.


Ya no recuerda el día exacto en que todo comenzó, sólo que al principio eran unas "litronas" con los amigos, luego unos cubatas los fines de semana y pronto llegó el momento en que no era suficiente colocarse en la discoteca o bar musical ¿para que iba a esperar? tenía que empezar a beber mucho antes de salir de casa, había que llegar al lugar con varias copas de más para continuar bebiendo y bebiendo una vez allí. Tampoco recuerda muy bien el motivo pero si recuerda que fué pasando el tiempo y recuerda que un día se dió cuenta que no podía parar, había llegado al punto sin retorno. Es curioso porque también había estado tonteando con todo tipo de drogas pero prácticamente había quedado en un tonteo, y sin embargo el alcohol era demasiado poderoso para ella. La situación se le iba de las manos y no encontraba la forma de parar. Por mucho que quisiera negarlo en el fondo sabía que aquello sólo la conducía a la destrucción. Su vida era un constante altibajo, a veces alegre: "bah, sólo es una diversión, cualquier día lo dejo" otras hundida: "¿pero que estoy haciendo?" hasta que un día en uno de esos momentos bajos decidió ponerle fin.
Se había discutido por enésima vez con su nóvio, ex yonki y persona problemática donde las halla y hacía unos meses que había conocido un chico en el bar donde trabajaba. Aquella noche esperó a que se cerrará el local y a la salida él la estaba esperando:
- Te lo he dicho muchas veces, dame una oportunidad. Yo puedo darte otra vida, la vida que te mereces.
Todavía recuerda sus ojos, esos ojos negros y profundos, esos rasgos típicos de los árabes, esa belleza.... tanto exterior como interior.
- Vamos, te invito a cenar, salgamos, hablemos...
- Bien, me cambio de ropa y estoy lista enseguida.
- Aquí te espero.
Fué una noche especial, mágica podría decirse. Durante el tiempo que estuvieron juntos olvidó todo, el daño que día a día le hacía su nóvio, su problema con el alcohol y se dió cuenta que existía otra manera de tratar a una mujer y era como él lo hacía.
Volvió a su casa ya de madrugada, sus padres dormían en la habitación de al lado. Por una parte pensaba que tal vez si pudiera romper con todo, que podía recuperar la ilusión perdida, volver a ser la que era antes. Pero por otra se sentía culpable, lo que había hecho no estaba bien, aunque su nóvio se lo mereciera en el fondo se sentía mal. Culpable por estar destrozando su vida con el alcohol y sobre todo por estar destruyendo la de sus padres.
Si, esa noche iba a acabar con todo, sólo tenía que abrir el cajón de la mesita. Sus manos temblaban, apenas atinaba a abrirlo pero cuando lo consiguió y dió con la caja de tranquilizantes fué cuando empezó a sentirse aliviada. Era cuestión de minutos y todo habría acabado, su sufrimiento y el de sus seres queridos. Un vaso de ginebra y una pastilla, dos, tres, cuatro... así hasta acabar con toda la caja. Se recostó en la cama, apagó la luz y se dejó llevar. Apenas pasaba nada por su mente, sólo quería descansar, descansar de una vez por todas. Y poco a poco fué notando como sus ojos se cerraban y como su cuerpo caía en un sopor que la inundaba de paz.
De pronto escuchó una voz que aunque lejana y débil le resultaba familiar. Sentía cachetes en la cara pero era incapaz de abrir los ojos. Era la voz de su madre:
- ¡Hija mía!!!! ¿pero que has hecho?
Aún más lejos podía oir a su padre:
- ¿Qué pasa? ¿qué le pasa a mi hija? Llama a una ambuláncia, rápido, hay que sacarla de aquí como sea.
Después todo ocurrió rápido, de aquello apenas recuerda nada... voces, ruidos, una sirena, el sonido metálico de una camilla... la gente hablaba pero los sonidos le llegaban como si estuvieran en otra parte y es que ella prácticamente ya no estaba en el mundo real.
No recuerda como ni cuanto tardó en llegar al hospital pero lo que si se quedó grabado en su mente fué cuando le introdujeron unos tubos por la nariz y aquellas palabras: "hay que hacer un lavado de estómago, rápido, se nos va..."
Y después sólo la oscuridad...

22 comentarios:

Unknown dijo...

...me suena todo este desespero. Me voy a esperar el resto de la historia.
¿Sera lo que estoy pensando, hermana mía?

Besitos

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

duro, pero real no es el primer caso. Espero que el final sea feliz. Besos.

CANTO EN FLOR dijo...

...de esos cuentos que espantan y alertan, espero se restablezca, y que encuentre la luz,

Un abrazo y espero la próxima.

Lumi dijo...

Historia dificil la de esta mujer.
La culpa es dificl de sobrellevar, solo espero que este angel que la trato bien logrará sacarla totalmente del pozo donde estaba.
Un besote

Estrella_Matutina dijo...

Espero que pronto se haga la luz y pueda recuperar la ilusión.

Un beso muy grande. Muaaaaaaaaaaacks!!!!

Chasky dijo...

Y tanto que la historia es dura. Joder, me has dejado sin palabras porque intuyo que es un suceso que te ha pillado cerca.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Siembre queda ilusión guardada en el cajón de algún mueble... Ahora sólo tienes que encontrar el mueble. Y si puede ser poner una sonrisa de vez en cuando.

Saludos y un abrazo

Jaime Rivera dijo...

Me imagino que no hay segunda parte. Me gusta que termine así. Los finales felices son lindos, pero en historias como ésta, prefiero que me dejen pensando.

Gracias por poner la historia. Un beso!

Lara dijo...

Jaime: por supuesto que hay segunda parte y tal vez tercera porque esto no acaba así. Mantente atento.

Daniel Marcos dijo...

Lara,

Esta historia suena como si la hubieras vivido muy de cerca.

Quiero saber qué ocurre y espero que el final fuera feliz.

carmncitta dijo...

Esperaré los siguientes posts para continuar con la historia..

carmncitta dijo...

tía, te he enviado un mail :P

Cris dijo...

Esperaré al resto de la historia para saber qué lleva a alguien a vivir una situación así...

Besos...

P´PITO dijo...

ajaaaaaaaaaaaaaaaa

muy interesante muy buena historia.....estare al tanto de la siguiente parte...

buen fin de semana!!!!

Wendeling dijo...

Es fácil culpar a los demás cuando el daño nos lo hacemos nosotros mismos.

Esperando el resto.

Lara dijo...

Wen: ella no culpa a nadie, si te fijas se siente culpable ella misma.

Estrella_Matutina dijo...

Tienes razón. A mí también me llama "Celda 211". Tiene muy buena pinta. De hecho, si puedo iré mañana a verla, que donde pienso ir es más barato los lunes por ser día del espectador (estar en el paro permite y obliga a ello). Por supuesto la comentaré, y si la ves ya me dirás.

Muaaaaaaaaacks!!!!

Lara dijo...

Pues si la ves antes que yo espero tu comentário, que yo me guio mucho por lo que tú dices, ya sabes que eres mi periodista particular, jajajaja...
Muuuuuuacks!
Pd. me parece que en el paro ya somos demasiados, je je....

Anthony de Hentzau dijo...

Espero que la segunda y tercera parte que anuncias sean más positivas.

La vida no tiene cuentos que siempre acaben bien (dímelo a mí), pero espero que este sí tenga final feliz.

Besos y ciao!

chapete dijo...

Llegados a ese punto, lo más fácil es acabar con todo... pero no es la solución, hay muchas cosas que hacer en la vida antes de irse

Carlos dijo...

Voy a la segunda parte. Duro y crudo relato Lara...

Irene de Mar dijo...

Tengo que decir que no he podido acabar de leer la historia, solo he leido el comienzo y parece que el personaje principal es el alcohol. Te escribo para disculparme por no leerla pero el tema alcohol lo he vido en carnes y me duele. Sorry