TU REGALO

No podía dar crédito a sus ojos. Acababa de recibir las pruebas de edición de su último reportaje y… alguien había cometido un verdadero desaguisado sobre sus fotos, y no iba a dejar que se publicaran así. Se acaba de esfumar el día libre que había pensado tomarse el día siguiente.

Llegó muy temprano a la redacción. Su compañera Lucía puso cara de sorpresa al verle llegar…

Puso manos a la obra. Además de no haber hecho una correcta maquetación de sus fotos, “alguien” había decidido no respetar su preselección. Había dormido mal y, para colmo, tenía que trabajar contrarreloj el día de su cumpleaños.

A media mañana sonó su móvil. Sin mirar quien llamaba, respondió, algo bruscamente:

- Diga.
- Hola!, Soy yo…
- ¿Yo?. ¿Quién es…?. En ese momento reconoció su voz… ¡Ah, hola!
- ¿Llamo en mal momento?.
- La verdad es que… ando muy liado. ¿Te llamo más tarde?.
- Muy bien. Sólo quiero que sepas que estoy aquí. Hasta tu llamada…
-
Le costó reaccionar… ¿Aquí?. ¿Qué quería decir con que estaba aquí?. ¡Dios mío!. ¡Qué tonto eres!. Ha venido a verte…

Le mandó un mensaje, emplazándola a la hora de comer, tenía que acabar aquello, y la verdad es que no había avanzado mucho. Lanzó dos imprecaciones al aire que se oyeron en toda la oficina. A la segunda, Lucía se acercó: “¿puedo ayudarte?”. Al inclinarse sobre su mesa no pudo dejar de fijarse en su escote… rápidamente volvió a fijarse en aquellos ojos verdes que tanto llamaban su atención. Jamás hubo nada entre ellos, más allá de un coqueteo, aunque había fantaseado con ella alguna vez.

- Decía que si necesitas mi ayuda…
- ¡Ah!, sí. Mira, alguien ha hecho una verdadera chapuza con las fotos de mi último trabajo y quiero rehacerlas yo mismo, pero no me va a dar tiempo…
- No te preocupes, déjalo en mis manos y márchate tranquilo…


¿Le había leído el pensamiento?.

Antes de salir del edificio llamó a su recién llegada amiga. ¿Te va bien que te recoja en el hotel en una hora?. Pasó por casa, se cambió de ropa y partió en dirección al hotel.

Cuando estaba a punto de llegar al lugar de encuentro recibió un mensaje en el móvil. “No estoy aún lista. Sube a la habitación. 316”.

Aparcó el coche, entró en el hotel y se dirigió a los ascensores. Pulsó el tercer piso. Recorrió el pasillo hasta la habitación. Golpeó la puerta suavemente con los nudillos. “Un momento” dijo ella…

La puerta se abrió franqueándole el paso. Avanzó y la puerta se cerró tras él. Vestida tan solo con una ajustada camiseta blanca se presentó ante su vista. Sus pezones quedaban claramente marcados. Estaba terminando de arreglarme dijo, mientras bajaba la vista hacia su pubis recién depilado…

Se acercó y le besó en los labios. Otro beso más profundo siguió al primero. Después llegó otro, otro… Sus lenguas se enzarzaron, sus manos acariciaban… Ella buscó su cintura… Palpó por encima del pantalón… Soltó su cinturón, desabrochó los botones y sumergió su mano bajo la ropa… La respiración se hizo más profunda. Ella había liberado su creciente sexo. Fue besando y bajando… Besó su cuello, el pecho… Mientras le seguía acariciando y estimulando… Juguetearon sus labios con el pene ya erecto…

Después de dedicarle todas sus atenciones ella se levantó. Mientras se dirigía a la cama se despojó de la camiseta. ¿A qué esperas?. ¿No vas a disfrutar de tu regalo?.


Anónimo