Y es que aparte de los "estragos" que ya todos conocemos también hay una série de efectos colaterales a causa de la crisis en el sector de la construcción. No sé si alguien se ha fijado en ello pero yo si he notado que... crisis=menos albañiles=descenso considerable de piropos. Pero hace unos días me alegré al descubrir que parece ser que los trabajadores de la ONCE ahora son los que han cogido el relevo.
Salía de comprar del Eroski y en la puerta como siempre me encuentro con el vendedor de cupones (ya conté en una ocasión que tenemos una cierta amistad):
- Hale, me voy a mi casa, por hoy ya está.
- ¿Estás segura?
- Segurísima. Por esta semana se acabaron las compras aquí.
- Pues hale, adiós guapa.
Voy a dos o tres sitios más que me faltaban, a tomarme un café y cuando estoy a punto de coger el coche para irme: "¡Óstia! se me ha olvidado lo que me ha encargado la vecina".
Vuelvo al Eroski, entro y otra vez el chico de antes. Conociéndolo ya me veía venir alguna de las suyas.
- ¿Otra vez aquí? ¿pero tú no decías que no venías más hoy?
- Jajaja... se me ha olvidado lo de la vecina.
- Si, lo de la vecina... excusas, tú lo que quieres es verme y no sabes como.
- Será eso si.
Entro, cojo lo que me faltaba y vuelvo a salir:
- Ahora si, ahora si me voy.
- Porque quieres... a mí no me molestas. Al contrário, alegras la vista. ¿Tú no sabes que hay dos clases de mujeres?
- Pues no.
- Las que están buenas y las que están muy buenas y tú no estás en ninguno de los dos grupos. Una peazo tía como tú no se puede clasificar. Niñaaaa..... que todos los que vendemos cupones no estamos ciegos.
- Jajajaja...... ya te vale.
- Es verdad. Si te vas es porque quieres, al menos podrías dejarme una foto tuya.
- Jajaja.... venga, hasta la semana que viene.
- Adiós morenaza.
Y me fuí tan contenta y con la moral por las nubes. Tal vez le falte un poco para ponerse a la altura de mis queridos albañiles pero no va mal, nada mal, jajaja....