El sábado fuí a comprar, para hacerlo tengo que coger el coche aunque aquí en la urbanización hay una tienda que vende prácticamente de todo pero yo cada semana una o dos veces me desplazo al pueblo más cercano que está a unos 10 minutos en coche y compro para unos días. Al pasar por la parada del autobús que está cerca de mi casa (si, tenemos autobús aunque pasa cada hora) vi que habían dos conocidas y me acerqué:
- ¿Vais para el pueblo?
- Si.
- Pues vámonos.
Esto es algo que hago muchas veces porque al fin y al cabo si vamos para el mismo sitio no cuesta nada hacer el favor. Tienen que ser conocidos eso si e incluso entre conocidos hay más de uno que ni he subido ni subiría al coche nunca por un motivo u otro. Otra cosa es que vaya con mi pareja pero si voy yo sola ya os digo, hay gente que ni hablar. Todo esto viene porque el sábado al llevar a estas dos conocidas recordé algo que me pasó hace ya unos años, tendría yo 20, y que por suerte, por reaccionar a tiempo o tal vez porque apareció aquel chico quedó en nada, algo que de otra manera me pudo haber costado muy caro.
Era una de las épocas en que había roto con mi ex y estaba saliendo con aquel chico árabe, llamémosle "J", que creo que comenté en algún post, entonces trabajaba de camarera en un restaurante del que él era cliente asíduo. Era un viernes por la tarde, mi compañero de curro, el otro camarero.... digamos que se llámaba "D" y yo acabábamos de plegar y decidimos irnos los tres a tomarnos algo por ahí, él en su moto y nosotros dos en mi coche. Estuvimos de garito en garito... aquí y allá... "J" bebió más de la cuenta, yo curiosamente era la que estaba un poco en condiciones y "D" prácticamente estaba como una cuba así que decidimos llevarlo a su casa. Le aparqué la moto en un lugar más o menos seguro y como pudimos lo metimos en el coche. Nos costó una barbaridad subirlo a su piso y meterlo en la cama pero allí lo dejamos.
- Vamos- le dije a "J"- te llevo a tu casa.
- No, no... vete que yo ya me apañaré.
- Que no, que te acerco en un momento.
- De eso nada, la zona donde vivo es chunga para que andes por ahí sola. Ya llamo a un amigo que me venga a buscar.
Cuando me lo propongo puedo ser muy cabezota y si algo se me mete en la cabeza al final siempre acabo saliéndome con la mía, así que prácticamente lo obligué a subir al coche y lo llevé a su casa.
La verdad es que la zona era un poco "rarilla", apartada y con bastante campo alrededor.
- ¿Sabrás volver?
- Que siiiiiiii...
- ¿Seguro? llámame cuando llegues ¿vale?
- Que siiiiiii... anda dame un beso... hasta mañana.
Y me fuí.
Volver no era tan fácil como yo creía, hacia allí me había guiado él y por eso todo bien pero era de noche y no estaba muy segura de donde estaba. Al final después de unas cuantas vueltas ví una espécie de aparcamiento, no había ni un sólo coche y allí aparqué. Era curioso porque sabía que estaba cerca de "Hospitalet" una población que estaba al lado de "Cornellá" que era donde yo vivía pero me encontraba muy desorientada. Me bajé del coche y en ese momento vi que se acercaba un hombre de unos 40 y pico años:
- Hola, perdona... ¿sabes como se va a Cornellá?
- Si.
- ¿Me puedes decir?
- Si me llevas en el coche ya te voy indicando.
- ¿Es que no me lo puedes decir desde aquí?
- Bueno... es que de la otra manera es más fácil...
Ni le contesté, hice lo que se me ocurrió de repente, me metí en el coche y cerré los seguros de las puertas. Mi intención era arrancar, pisar el acelerador y salir de allí fuera como fuera pero en ese momento llegaba un coche que fué a aparcar al lado mío y por supuesto aquel hombre en cuanto lo vió llegar se alejó de allí a paso ligero.
El conductor bajó la ventanilla y me hizo señas para que bajara la mía, era un chico joven de mi edad más o menos:
- ¿Te pasa algo?
- Mmmmm..... si bueno..... es que me he perdido.
- ¿A donde vas?
- A Cornellá.
- Bien, voy en sentido contrário pero si me sigues con el coche te acerco, cuando tú veas que conoces la zona me haces luces y yo ya me voy ¿vale?
Bueno.... aquello ya parecía otra cosa y no lo del otro que la verdad me resultó bastante sospechoso.
- Vale, oye.... y muchas gracias. (y además se las daba por partida doble)
Así fué, pronto me encontré en una zona conocida, el chico se fué y por fin llegué a casa.
Está claro que me gusta el peligro, lo he comentado más de una vez pero hay cosas en las que no me arriesgo ni me arriesgaré nunca. He vivido bastantes situaciones un tanto peligrosas, ahora me acabo de acordar de alguna con la policía de por medio que ya conté en este
post y que bueno.... en esta caso fué otro tipo de peligro pero peligro al fin y al cabo. Pero eso es una cosa y otra muy diferente jugarse la vida o a saber que. Como ya os he dicho al princípio quizá fué cuestión de suerte, de mi reacción o de que apareciera aquel chico pero ¿cuantas mujeres desaparecen, son violadas, asesinadas... y todo tal vez empiece así?
Vale, me mola el peligro pero en su justa medida.