Vereis, al día siguiente de plantar el jazmín del post anterior bajé abajo y recordé que tenía que cortarle la cuerda que lo tenía unido a una caña. No tenía tijeras y estuve buscando en el garaje pero no encontré nada para cortarlo, así que le pegué una voz a mi pareja que estaba arriba:
- ¿Te puedes bajar las tijeras?
- ¿Queeeeeee?
- ¿Qué si te puedes bajar las tijeras?
- ¿Para qué?
- Para cortar la cuerda del jazmín.
- Voy.
A todo esto habían dos señoras en la calle hablando entre ellas.
Se asoma mi pareja por la terraza:
- No las encuentro.
- Creo que están en el ataúd.
- ¿Y donde está el ataúd?
- En nuestra habitación, donde siempre, al lado de la cabeza esa del muerto.
Seguro que algunos recordareis aquel joyero en forma de ataúd que me hice, pues de eso se trataba.
